LA NO-VIOLENCIA ACTIVA
La expresión "no-violencia" se ha impuesto en el mundo, pero suscita incomodidad por su carácter negativo. Sin embargo, a pesar de los muchos esfuerzos, no ha sido posible superar esta dificultad.
Las observaciones de Gonzalo Arias contribuyen a despejar en parte estas inquietudes:
"Tal vez ya sea inútil buscar expresiones o descripciones positivas (satyagraha o fuerza de la verdad, presión moral liberadora, eficacia política del amor ... ) que sustituyan con ventaja al término 'no-violencia' en el lenquaje corriente. Tenemos que inclinarnos ante el hecho de que la aceptación universal de esta expresión indica que un elemento esencial del concepto subyacente es la repulsa de la violencia." (1)
Su advertencia siguiente, eso sí, debe tenerse muy presente si se quiere avanzar en su comprensión:
"Bien, aceptemos que uno pueda acercarse a la no-violencia movido en un primer momento por un impulso puramente negativo: la protesta contra los abusos de la violencia, el horror producido por una escalada que amenaza nuestra tranquilidad personal y la pervivencia misma de la especie humana. Pero, por favor, que quien así se acerca a la no-violencia lleve su búsqueda un poquito más lejos." (2)
Es preciso, pues, hacer ese esfuerzo, para lo cual sirve dejar constancia de algunos intentos hechos para encontrar una terminología mejor, porque ellos ayudan a aproximarse al contenido de la no-violencia.
Gandhi, que llegó a hacer un concurso para encontrarle un nombre positivo, acudió, después de recibir muchas propuestas, a la expresión "satyagraha", que significa "fuerza de la verdad" o "persistencia en la verdad". Se manifiesta asi la idea de que se está ante un cierto acto de fuerza, no sólo interior o espiritual, consistente en "persistir", en "insistir" en la verdad, y esto, sin vacilar ni calcular las consecuencias personales que puedan derivarse de esta actitud.
Pese a este ensayo, el propio Gandhi utilizó con mayor frecuencia la palabra "Ahimsa", es decir, "no-violencia", contribuyendo así, proderosamente, a popularizar esta expresión. También empleó los términos "desobediencia civil" y "no-cooperación", aunque aplicados más bien a fases especfficas de su lucha no-violenta en Sudáfrica, así como a la desarrollada por la independencia de la India."
Martin Luther King Jr. usó tres expresiones: 1) "Fuerza de amar", inspirada directamente en su vision cristiana y en su acción, como pastor de la Iglesia Bautista; 2) "Resistencia pacífica", surgida de las luchas mismas que él encabezó por los derechos civiles de la población negra de la que él era parte, y 3) "No-violencia", sumándose con ello al uso generalizado, a pesar de las objeciones que él mismo le hacía.
En nuestro medio pueden integrarse a estos intentos dos proposiciones:
La primera corresponde a Jaime Castillo, quien prefiere hablar en Chile de la "movilización social".
La segunda proviene de Bosco Parra, quien propone la expresión "fuerza civil", cuya arma es el cuerpo de los que la componen, diferenciada, por tanto, de la "fuerza militar", donde el arma preponderante es externa a sus actores y consiste en instrumentos que matan. (4)
Por último, recientemente, la coalición de Partidos denominada Alianza Democrática hizo suya la expresión "resistencia pacífica" para definir el carácter no-violento de su acción frente al régimen dictatorial.
No cabe seguir ampliando aquí este punto. Lo importante es retener la intención de esta búsqueda: se quiere borrar todo vestigio de pasivismo, de cobardía, de aceptación resignada del mal y la injusticia. Aclarado este punto se puede seguir trabajando con las expresiones más generalizadas, como "no-violencia", "no-viotencia-activa" o "resistencia pacífica".
Definiciones
Existen numerosas definiciones de no-violencia. Se repasarán algunas que, al igual que en el problema terminológico,
ayudarán a comprender mejor su contenido.
Macaire, intentando con categorías más bien filosóficas, definir lo que élentiende por "no-violencia evangélica", ofrece una descripción que tiene el valor de todo un itinerario:
"En un primer tiempo, diré que ES UN CONJUNTO DE ACTOS DE RUPTURA CON LAS ALIENACIONES INSTITUCIONALIZADAS, ACTOS DE RUPTURA CIVICAS Y PUBLICAS, ARRAIGADOS EN FORMAS NUEVAS DE VIVIR Y DE PRODUCIR Y COMPROMETIDOS EN UN ESPIRITU DE APERTURA A LOS AUTORES DE LAS ALIENACIONES INSTITUCIONALIZADAS."
"En un segundo tiempo, diré que la praxis no-violenta, si somos bastante fuertes y numerosos, PODRIA DESEMBOCAR EN UNA REVOLUCION POLITICA QUE ACABARIA POR COLOCAR ESTRUCTURAS ADAPTADAS A LA EDAD DE LA ESPECIE A QUE HEMOS LLEGADO Y CUYO FUNDAMENTO, SIEMPRE FRAGIL, SERIA UN DERECHO QUE IMPEDIRIA LA EXPLOTACION DE UNA PARTE DE LA HUMANIDAD POR LA OTRA PARTE. Tarea gigantesca que constituiría un soporte y un trampolín para la histories futura." (5)
Esta proposición merece algún desarrollo y comentario:
1) La no-violencia se compone de "un conjunto de actos de ruptura". No hay pasividad y se acentúa la variedad de formas que adquiere en la práctica.
2) Los actos de ruptura lo son con "las alienaciones institucionalizadas". No hay, pues, anarquía o espontaneísmo, sino objetivos dirigidos a todas aquellas estructuras que producen alienación, esto es, humillación, explotación o aplastamiento de los ciudadanos.
3) Las acciones deben ser "cívicas". Se excluye la utilización de la violencia. En este sentido la acción no-violenta es una "fuerza civil". Todo método que no implique uso de violencia puede ser incluído y en este aspecto la imaginación no reconoce límites.
4) Los acciones deben ser "públicas", o sea, llevarse a cabo a la luz del día, a fin de que tengan influencia en la población, conquisten apoyo y puedan constituir un avance hacia los objetivos trazados.
5) Las acciones deben estar "arraigadas en formas nuevas de vivir y de producir". Esto implica comenzar a vivir y practicar los valores proclamados desde el momento en que se aceptan y se toma la decision de luchar por ellos. Se trata de un verdadero carácter profético que tendría la no-violencia, al anticipar, en germen si se quiere, la sociedad futura a favor de la cual se combate.
6) Las acciones deben estar, a su vez, "comprometidas en un espíritu de apertura a los autores de las alienaciones institucionalizadas". La no-violencia persigue el triunfo de la justicia, sin el aniquilamiento físico o moral del adversario. Este también puede liberarse del error en que se encuentra. No se le supone, por lo demás, mala fe, aunque la tenga, ni culpa personal, aunque su responsabilidad directa sea clara, sino básicamente el poseer una visión errada que lo conduce a actuar causando el daño que se combate.
7) El "segundo tiempo" depende del éxito obtenido en la primera fase de la lucha no-violenta, de modo que los participantes en ella lleguen a ser "bastante fuertes y numerosos". Esto implica la necesidad de trabajar por producir, mediante la acción no-violenta misma, una gran acumulación de fuerzas, traducidas en energías de todo tipo: humanas, espirituales, culturales y políticas. Es la etapa que conduce a finalidades más amplias, que no por ello dejan de ser orientadoras de la acción concreta.
8) Aquí se plantea la perspectiva de una "revolución política", esto es, de un cambio profundo, de un corte histórico de carácter positivo, capaz de llegar a "colocar estructuras adaptadas a la edad de la especie a que hemos llegado".
9) El fundamento sobre el que descansaría esta revolución política, "siempre frágil", apunta Macaire con realismo, "sería un derecho que impediría la explotación de una parte de la humanidad por la otra parte". Con esta afirmación queda establecido claramente el carácter universal que pretende tener el itinerario planteado. Teóricamente puede ser adoptado por cualquiera, pero queda claro que en cada caso requeriría una adaptación exacta. En el capítulo VI se precisará mucho más el camino que se puede seguir para aplicar, a través de una metodología específica, el principio de la no-violencia.
Otros esfuerzos de definición
Häring concibe la no-violencia como "las energías aunadas por el amor y alimentadas por la fe, la esperanza y la caridad". (6) Esta definición tiene fallas. Como señala Lepeley "la presentación del amor con dos nombres en una definición (amor y caridad) crea confusion", agregando que "se está definiendo una noción muy en abstracto, no encarnada en el momento histórico, como corresponde a una acción en el tiempo y en cl espacio". (7)
Lepeley propone su propia definici6n, que suscita también algunos comentarios:
"Determinación de procurar un cambio global, radical y rápido, tanto de las estructuras como de los valores que infieren injusticia a los hombres, mediante las riquezas del amor, y con métodos que no signifiquen violencia en su sentido estricto." (8)
Los comentarios surgen en torno a la referencia que hace, al igual que Häring, al amor. Se trata de un elemento aparentemente ajeno a las luchas políticas, marginado por el carácter belicoso y odioso que tienen muchas veces. En situaciones de gran polarización política, de frecuente ocurrencia en países con desigualdades sociales extremas, pareciera no existir lugar para esta expresión humana. A pesar de esto, luchadores no-violentos como Gandhi y King, mencionan frecuentemente este aspecto. Gandhi vinculaba, además, el amor con la verdad, mientras King lo derivaba directamente de los Evangelios y otros escritos del Nuevo Testamento. Muller hace, una vez más, una observación que contribuye a precisar el punto:
"Una acción no-violenta no es primeramente una demostración de amor, sino una demostración de fuerza. La acción no-violenta no es la expresión directa del amor, sino la búsqueda de métodos y técnicas de lucha compatibles con el amor, compatibles con el respeto a la verdad." (9)
Estas acotaciones apuntan a una falla fundamental de algunas formulaciones de inspiración cristiana, que se basan, además, en algunas hechas por la jerarquía católica, desde el Papa para abajo: se caracterizan muchas veces por hacer de los valores mismos un método, dejando todo en un nivel de abstracción muy grande, que suele ayudar muy poco a dar una idea exacta acerca de cómo generar una fuerza de dimensiones políticos partiendo de dichos valores. El resultado de esta falla suele ser el empleo de métodos inadecuados o que conducen a direcciones opuestas a los valores que se quiere servir. La acción no-violenta, siguiendo a Muller, no es, pues, expresión "directa" del amor y de la verdad. A la inversa, es expresión "indirecta" de los mismos. Es, en suma, un conjunto de métodos y técnicas empapados en esos valores, pero sin perder su materialidad propia.
Una puntualización de Martin Luther King Jr.
Martin Luther King Jr., que hacía alusión permanente a los valores fundamentales que inspiraban su acción, a la cual le asignaba un valor trascendente, no vacilaba en hacer la siguiente aclaración:
"¡Protestar! Esta es nuestra única alternativa. Durante muchos años hemos dado muestras de paciencia ... Nuestra acción no-violenta pretende provocar una crisis y una tensión que obliguen a la comunidad a negociar. No podemos ser ignorados por más tiempo. Sabemos muy bien, por nuestra dolorosa experiencia, que nunca el opresor concede la libertad voluntariamente: es necesario quel el oprimido la exija." (10)
"¡Protestar!" Esto significa rechazar, no aceptar. Es obvio que para King se trata de algo más que un gesto verbal. Sus actos así lo pusieron de relieve, desde el boycot a los autobuses en Montgomery hasta la larga serie que vino después.
"Provocar una crisis y una tensión que obliguen a la comunidad a negociar." Esta formulación es de la mayor importancia aclaratoria. Ella demuestra todo el dinamismo de la no-violencia. Se trata de "provocar una crisis", esto es, de desatar un proceso que agite a la sociedad, que la despierte de su modorra, que la ponga en tensión y la obligue a negociar, a no ignorar más los problemas que existen y que sólo han estado asfixiados, ocultos hasta ese momento.
En regímenes dictatoriales esta afirmación parece aún más importante, pues el poder total ejercido procura suprimir por la violencia represiva los conflictos, ahogándolos e impidiéndoles salir a la superficie.
Por último, siguiendo a King, hay que arrancarle al opresor la libertad que él niega, pues nunca lo hará voluntariamente. Y eso se hace mediante el uso de una fuerza, la fuerza que posee la lucha no-violenta.
NOTAS
(1) Arias, Gonzalo: Opción por la no-violencia, en: José I. González Faus y otros: "Cristianos en una sociedod violenta", Santander 1980. pp. 249-250.
(2) Ibid., p. 250.
(3) Cf. Gandhi, M. K.: Autobiografía. "La historia de mis experimentos con la verdad", Buenos Aires 1983.
(4) Parra, Bosco: "Fuerza civil y fuerza militar. Elementos para el diseño de una idea estrat6gica". p. 7.
(5) Macaire, René: Lucha de clases, cristianismo y no-violencia, en: "La no-violencia evangélica, fuerza de liberación", Encuentro de Obispos de América Latina, Barcelona 1978. p. 119. Los frases en mayúscula figuran en el texto citado.
(6) Häring, Bernhard: "Revolución y no-violencia". Madrid 1970, p. 33.
(7) Lepeley, Joaquín: ¿Violencia y no-violencia?, en: "Tierra Nueva" Nº 3, octubre de 1972, pp. 36-37.
(8) Ibid., p. 37.
(9) Muller, Jean-Marie: "Significado de la no-violencia", MAN, Lyon 1980, traducción propia, p. 7.
(10) Citado por Tapia de Renedo, Benedicto: "Hélder Cámara y la justicia", Salamanca 1981, p. 219.
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